¿Tienes un perro y estás esperando un bebe?: La guía para Aprender como actuar efectivamente

Por lo general en los hogares todos tienen un perro, al cual se aprecia, se cuida y todos consienten. Pero, ¿que puede pasar o que cosas pueden y deben cambiar en la casa ahora que viene un bebe en camino?.

¿Como vivir con tu perro y un bebe en el hogar?

Para resolver esa duda tenemos para tí una guía práctica de convivencia indispensable para fomentar la tolerancia.

Has estado esperando este momento por meses y la gran aventura de la vida está cada vez más cerca; el gran momento se aproxima y hay que tenerlo todo listo: la cuna, ropa, biberones y demás. Quieres dejar lo menos posible a la improvisación, así que has leído, te has documentado, probablemente te habrán dado un millón de consejos, ¿pero también haz pensado en tu perro?. El olor de la casa ha cambiado, tú has cambiado, tu cuerpo desprende señales inconfundibles y tu mascota, con toda seguridad, sabe que algo es diferente.


Un buen inicio para afrontar la nueva situación, antes de que ésta genere dificultades, será reconducir las rutinas habituales de nuestro amigo canino y las nuestras propias, ajustando los horarios de comida, paseo, etc., a los horarios que habrá cuando el bebé esté en casa. Así evitaremos cambios bruscos en la vida del animal y, por tanto, le ayudaremos a evitar confusióne incertidumbre. Será interesante dedicar un tiempo fijo todos los días a mimar a nuestra mascota, ofreciéndole caricias, cuidados, juegos etc., siempre contando con la rutina antes mencionada, a la misma hora y durante el mismo tiempo. De esta forma, él sabrá cuándo es su momento sin demandar atención a destiempo o sentirse desplazado.

¿Quieres adoptar un perro en casa? debes leer ésto primero: Consejos para adoptar un perro en casa

No es necesario indicar la importancia de los olores en la vida de nuestro perro. Deja a tu mascota que huela y se familiarice con las estancias preparadas para el bebé: sábanas, colchón, cuna, lociones, cremas, etc.
Un mundo de fragancias y olores se abren paso en nuestro hogar y nuestro perro debe participar de ese festín de sensaciones que le irá haciendo el camino más sencillo para la aceptación del nuevo inquilino.
Debemos recordar que nuestro querido compañero es un animal, y no entenderá la diferencia entre jugar con un calcetín de su dueño o con un juguete del bebé. Es importante que el perro no compita por un juguete del niño, ya que no va a saber diferenciarlos y es posible incluso que sea parecido a los suyos. Para evitar esto es recomendable adquirir juguetes nuevos para nuestro perro, lo más diferente posible a los del bebé.

Todo el trabajo que podamos avanzar antes de que el bebé llegue, será recompensado con creces. Debemos acostumbrar al perro a no estar en los lugares comunes donde el bebé hará su vida. Evitaremos que use sillones, colchones, alfombras, mantas de juegos, etc., con órdenes claras. Si esa costumbre se adquiere ahora, el animal no asociará estas nuevas normas a la llegada del bebé y la convivencia será más sencilla. Lo más importante de estas recomendaciones es, sin duda, la educación de nuestro amigo. El perro debe tener claras las órdenes y saber rápidamente interpretar los mandatos que le demos. Es imprescindible que esta educación esté bien arraigada antes de la llegada del bebe, ya que de esta forma evitaremos conflictos y problemas, aumentaremos la seguridad y no dañaremos la autoestima de nuestra mascota. Puede ser recomendable acudir a un educador canino para que nos ayude.

Continuando con la importancia de los olores en este proceso, una vez el niño haya nacido, y antes de que llegue a casa, debemos acostumbrar a nuestro perro a los olores del bebé. Para este proceso llevaremos a casa ropa y pañales usados del niño, con el objetivo de que nuestra mascota se familiarice con ellos. Una buena práctica será esparcirlos por la casa, pero no permitirle al perro cogerlos ni mordisquearlos.

La llegada del bebé a casa

Ha llegado el momento de la presentación. El adulto responsable del animal será el que lo guíe y lo vigile en todo momento.

Permitiremos que el perro se acerque a ver y oler al nuevo habitante de su mundo. Si se siente intimidado o temeroso, le acariciaremos y le mostraremos confianza y seguridad. Si, por el contrario, se pone nervioso, le contendremos y le ayudaremos a calmarse.

Ante la posibilidad de que en el primer contacto con el bebé, el perro gruña o se ponga agresivo, la respuesta ha de ser firme y tajante, debiendo retirar al animal a otra habitación. Cuando se haya calmado será momento de volver a intentarlo. Plantearemos un periodo mínimo de adaptación de 3 semanas, en las que el perro deberá estar contenido y con vigilancia, hasta que pueda sentirse cómodo y actúe con normalidad en presencia del bebé. Nunca dejaremos a éste a solas con nuestra mascota, y cuando tengamos que prestar especial dedicación al bebé, es importante que haya otra persona con el perro. Siempre hay que tener presente que el recién nacido es un ser de extrema fragilidad. Cuando lo tengamos en brazos es imprescindible que el perro actúe según sus instrucciones en todo momento y atienda a las órdenes en el acto.

Niños y perros

El periodo más problemático entre perros y niños abarca desde que el niño comienza a andar hasta los 4-5 años, épocas en que el niño aún no es capaz de controlar su psicomotricidad y tampoco tiene madurez para dominar sus actos, por lo que es cuando se produce el mayor número de accidentes. Es importante supervisar siempre el juego entre el perro y el niño: deben evitarse y reprimirse los juegos bruscos entre los dos, en especial el de la competencia de un objeto que esté entre los dientes del animal. Este será también el momento de enseñar al niño a respetar y tratar a este miembro tan especial de la familia como su amigo y compañero de juegos canino.


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