Periodo sensible del cachorro

La etapa sensible de los perros en su estado de cachorros
Periodo sensible de los cachorros

En estas etapas, en las cuales el sistema nervioso del cachorro está especialmente receptivo, una sociabilización pobre o traumática a los estímulos medioambientales condicionará las respuestas conductuales del perro durante toda la vida. Esta es la fase en la cual se provocan la mayor cantidad de problemas de conducta, debido a malas experiencias del cachorro con los estímulos del entorno o por una ausencia de información de estos. Por ello, resulta de suma importancia exponer al cachorro a la infinidad de estímulos que se encontrará a lo largo de su existencia, la cual puede ser muy prolongada según la raza, puedes ver las razas de perros que viven más tiempo, para así conseguir una desensibilización adecuada. En este periodo tendremos que potenciar los rasgos heredados que más nos interese, lo que redundará en el desarrollo óptimo de las futuras conductas que el perro vaya a realizar. También será, lógicamente, el momento de inhibir las conductas que queramos eliminar.

La importancia de los primeros meses de vida

Gracias a los estudios sobre la importancia de los primeros meses de vida en la expresión y desarrollo de los rasgos de carácter heredados en los cachorros, sabemos que el perro pasa por cuatro periodos determinantes, desde su nacimiento hasta los cuatro meses de edad.


Periodo desde el nacimiento hasta los 21 días:

Este periodo finaliza el día 21, pero en realidad se refiere al momento en el cual sus sentidos están operativos. Durante estos primeros días, los cachorros son totalmente dependientes de la madre para satisfacer sus necesidades básicas (obtención de calor y comida). En este periodo, sólo tienen sensaciones táctiles y térmicas, su cerebro está muy inmaduro y las ondas cerebrales son mínimas, por lo que el efecto del medio ambiente es prácticamente nulo. Su capacidad de aprendizaje no está desarrollada todavía.

Periodo entre los días 21 y 49:

La primera semana de este periodo es determinante: los sentidos comienzan a estar operativos y a percibir estímulos que antes no percibían. Los cachorros deben aprender a utilizar los nuevos sentidos, porque aun siendo ya funcionales, no lo hacen al ciento por ciento.

Ahora el entorno sí les afecta de forma decisiva, emocional y mentalmente. Su vida comienza. La importancia de la madre resulta esencial, pues les enseñará el nuevo mundo que se abre ante ellos. De ella aprenderán qué estímulos son positivos y cuáles no. Por todo ello es prioritario que esa semana no se separen de su madre. A partir del día 28, casi todo este desarrollo se habrá realizado.

El animal ya conoce su entorno bajo la protección y seguridad de su madre, y la separación de esta será menos traumática. En esta etapa comienza la sociabilización. Lo ideal es que el cachorro permanezca durante toda la fase con sus hermanos de camada. Comienzan los juegos de dominación social.
Los perros que no permanezcan con la camada estas 7 semanas, serán inquietos e inseguros respecto a sus congéneres, ya que no sabrán cuáles son los límites, ni habrán tenido tiempo de aprender el significado de las expresiones corporales de los demás perros ni de los sonidos que estos emiten.
Al finalizar esta fase, los perros tendrán un cerebro adulto, pero obviamente no con sus experiencias ni con la misma capacidad de concentración.

EDUCACIÓN

Periodo desde la semana 7 hasta los 84 días:

Es el mejor momento para que el cachorro vaya a su nuevo hogar. Durante la primera semana de este periodo, el dueño deberá emplear algo de su tiempo en relacionarse con su cachorro y crear un fuerte vínculo, que afectará de forma decisiva a la conducta del perro. El cachorro aprenderá a desarrollarse como individuo y cuál es su papel en el núcleo familiar. El instinto de manada deberá potenciarse, para aprender a trabajar con su guía por un beneficio común. Como resultado, se establecerá la jerarquía y, a través de la educación establecida por el dueño, el cachorro lo aceptará como nuevo líder humano.

Es el momento óptimo para modelar sus rasgos temperamentales, potenciado los que nos interesen e inhibiendo los que queramos que el perro no desarrolle. En este periodo podemos comenzar a enseñar al perro las órdenes más básicas, para que aprenda a trabajar con su guía y potenciando así su liderazgo. Todo debe hacerse en forma de juego. La duración de los entrenamientos tendrá que ser muy limitada. El entrenamiento y la exposición a los estímulos del entorno enriquecerá mental y emocionalmente al animal.

Desde el día 84 hasta el 112:

A las 16 semanas, el desarrollo mental y emocional del cachorro se habrá realizado, de forma que se mantendrá para siempre. Por tanto, no importa lo buenos que puedan ser unos rasgos, genéticamente hablando: si no se han potenciado y expresado en este periodo, el cachorro nunca será tan bueno como podría haber sido. Durante esta fase comenzará el adiestramiento de una forma más seria. Es cuando se decide en el equipo perro-dueño quién es el líder, de ahí la importancia del entrenamiento. La educación deberá llevarse a cabo en entornos tranquilos, puesto que el perro se distraerá fácilmente con cualquier estimulo. A esta edad, los ejemplares con temperamentos fuertes tenderán a tener un comportamiento rebelde con sus dueños, por lo que será el momento de establecer límites.

Como vemos, la potenciación del cachorro en sus periodos sensibles resulta totalmente prioritaria para un desarrollo óptimo del carácter y aptitudes de nuestras futuras mascotas adultas.


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